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Qué buen aniversario
Estoy lista hace horas
y le compré champagne.
Tengo un vestido nuevo,
pero él tarda en llegar
esta noche especial
de nuestro aniversario,
igual que aquella otra,
de hace veinte años.
Cuando él llega por fin,
está de tal mal humor
que prefiero no hablar,
porque puede explotar.
Lo conozco tan bien,
sé que él un gruñón.
Le doy algo a beber
mientras miro el reloj.
Son las diez menos diez,
esperando esta vez
ese smoking gastado
que alquilamos ayer.
Yo no puedo creer
que esto llegue a pasar,
que el destino conspire
para no celebrar.
No habrá forma de ver
desde la fila seis
esa obra de Anouilh,
¿o era Chejov?, no sé.
Y te sientas allí
a fumar y a insultar.
y además mi jaqueca,
que se quiere empeorar.
Qué buen aniversario.
Qué buen aniversario.
Llega el traje por fin, ay,
respiramos los dos.
Once y cuarto y lo ayudo
con el pantalón.
Nada nos sale bien
esta noche infernal.
El cierre se le atranca,
para colmo de mal.
Aflojá, no tirés.
Forcejeamos los dos,
pero es tanto el stress
que, de repente,
se rompe el pantalón.
Y no puedo más.
El teatro ya empezó
y me pongo a llorar.
Las doce y media son
y salimos, por fin
para llegar al show
cuando cae el telón.
Yo sugiero cenar,
él quiere caminar.
Ya son casi las tres
y los dos sin hablar.
Alguien pasa sin ver
nuestra desolación.
Pronto va a amanecer.
Él me compra una flor
y me besa después
sin ninguna razón.
Arruinamos la noche,
pero no nuestro amor.
Qué buen aniversario.
Qué buen aniversario.
Qué buen aniversario.