El próximo jueves 15 de diciembre a las 21 horas, en el Teatro Gran Rivadavia, Nacha Guevara evocará a los años '60 y al Instituto Di Tella en un concierto a beneficio de la Asociación Civil "El Leoncito Dan".

Las canciones que nunca volví a cantar es el nombre de este espectáculo que rememora la intensa vida social, política y artística de aquella época de la cual la actriz y cantante fue protagonista. El repertorio incluye temas como: La mala reputación, Buenas tardes muchos quimbos, Proximidad, Diamantes en almíbar, La dobe cero, Lamento indio, La mucamita, La cosa, El tiempo no tiene nada que ver, Mazúrquica modérnica, Yo te nombro, Fuimos los patitos feos, Aquí estoy y Te quiero.

El espectáculo será a beneficio de la Asociación Civil "El Leoncito Dan". “La intención de este recital es refrescar los valores de la época pero no solamente cantando sino que hablo bastante y cuento cosas que vivimos, que pasaron, cómo trabajábamos, qué pasaba un poco en el contexto y alrededor”, adelanta Guevara. El espectáculo “Las canciones que nunca volví a cantar”, basado en un repertorio que abrazó a fines de los `60 en el Instituto Di Tella, durante un tiempo que califica como “un momento extraordinario”.

El Di Tella fue un centro de investigación cultural sin fines de lucro fundado el 22 de julio de 1958, ubicado en Florida 936 de la ciudad de Buenos Aires, que contaba con varias salas de exposición y un auditorio para 244 espectadores. En ese ámbito, que recibió los embates de la dictadura hasta que el gobierno de facto de Onganía lo clausuró en 1970, surgió y se desarrolló una vanguardia artística integrada, entre más, por Antonio Berni, Luis Felipe Noé, Rogelio Polesello, Antonio Seguí, Clorindo Testa, Federico Manuel Peralta Ramos, Marta Minujín, Edgardo Giménez, León Ferrari, Roberto Jacoby y Nacha Guevara.

Lo que estábamos haciendo era divertirnos y teníamos un espacio que lo permitía que era el Di Tella, que nos aglutinó. Eso fue lo fundamental y eso es lo que hizo un movimiento en el que todos nos alimentábamos de todo, si no hubiéramos sido un loco por acá, otro loco por allá”, recuerda. Entre aquella evocación y la urgencia del presente por montar el espectáculo, la intérprete asegura que en el par de funciones previstas “a lo que aspiro es a recuperar un poquito del espíritu de esa época”. “Y el contexto para este viaje al arte pop es muy bueno -celebra- porque además también está la respuesta que ha tenido este Museo que es el fenómeno de la temporada”. Al respecto arriesga que “esa necesidad que está expresando la gente de volver a conectarse con lo que pasaba entonces y de ver cosas diferentes, también es un estímulo para reafirmar los valores de esa época y refrescarlos”.

Pasando de esa mirada general a sus propias sensaciones, Nacha asevera que “recién ahora estoy entrando en clima porque es una cosa que se ha hecho no con los tiempos con los que yo estoy acostumbrada, ya que los tiempos de elaboración son muy largos para mí”. “Me ha tocado reaprender todo el material que no hacía desde hace 40 años y encontrarle la vuelta porque -subraya- lo que yo quiero justamente recuperar es la libertad con que lo hacíamos y cuando hablo de la libertad me refiero a la libertad interior y no a la de los derechos civiles, la libertad más difícil de lograr porque era esa cosa de hacerlo y hacerlo con toda frescura”.

En clave todavía más personal, agrega que “uno no es el mismo y es interesante para mí también volver a tocar esa parte mía porque la teníamos y sigue estando de alguna manera, pero me ayuda a refrescarme y eso es para uno y para los demás”. Pese a semejante entusiasmo, la intérprete advierte que “no sé cómo van a pegar esas canciones aquí porque son muy locas y no sé si van a parecer que son demasiado raras todavía”.

REPERTORIO: “Hay una que es una receta de cocina, alguna sacada de un diccionario de sinónimos, y otra dedicada a un alcaucil. No sé qué va a pasar con ellas”, asume a cuento de un repertorio firmado por Jorge de la Vega, Boris Vian, Ernesto Schoó, Jorge Schussheim y Norman Briski, que incluye títulos como “Lamento indio”, “La doble cero”, “Buenas tardes muchos quimbos”, y “La mucamita” entre otros clásicos.