Hay un piano y unos pocos elementos que le permitirán a Nacha jugar en algunas canciones. En otras, sencillamente sentada en un taburete transmitirá toda su potencia y toda su magia

Ya desde el inicio cuando abre el show con "Vuelvo" se presiente una velada de una fuerza increible, propia de Nacha. Y a los pocos minutos, cuando comience a hablar con el público, ya la platea está completamente cautivada, seducida por su increible talento para pasar de una canción risueña, llena de chispa como "La mucamita", a la potencia de algunos versos de Benedetti o al ambiente gris que encierran las "Canciones de la Oficina".

Con Favero en escena, la dupla es inmejorable, superlativa. En dos horas de show, tal como ella nos ha avisado al inicio, nos van a transportar por 40 años de trayectoria y de canciones entrañables. Nacha canta Benedetti, Neruda, se transforma en Eva con la misma intensidad con que se pone en la piel de "Nanette" , vuelve a embriagarnos con su "Aqui Estoy" o un super clásico como "Mi Cuidad". Puede cantar a Sondheim u homenajear a James Dean, transportarnos con las canciones de amor de Benedetti y una canción imposible de obviar como "Te quiero".

Entiendo poco y nada de música en cuanto a la perfección vocal que pueda o no tener Nacha Guevara, en cuanto a su técnica en lo estrictamente musical.

De lo que sí puedo dar fe es que es una show-woman increible, que hipnotiza a la platea con su presencia y con la fuerza con la que transmite todas y cada una de sus canciones, dotándolas de una interpretación singular que hace de Nacha, un estilo particular e inimitable.

Disfrutable de principio a fin, con guiños para sus seguidores y con un repertorio que le permite transmitir un abanico de emociones de las más diversas, todos terminamos muy pero muy agradecidos de haber vibrado esas dos horas, por todos los registros.

Chapeau Nacha! Sin dudas una gran laburante, una gran artista.