La dupla cambió el gran despliegue por el formato pequeño, en un nuevo show que comenzará mañana, en La Trastienda

Se conocen tanto... Es que compartieron los primeros tramos del camino de un artista, los más difíciles, y los de una convivencia que duró 18 años, con exilio y desarraigo incluidos. Este año los reencontró en un gran musical, Eva , y juntos también, decidieron cerrarlo con un regreso al origen de su personalidad artística: el café concert, ideológico, social, irreverente. "Esto es un volver a la fuente. A conectarse con el material, puramente, y no hacer demasiados agregados. Sólo los necesarios y esenciales", dice Alberto Favero. A su lado, Nacha Guevara agrega: "La idea fundamental era divertirnos". Y el resultado final quedará a la vista mañana, cuando estrenen en la Trastienda Música y poesía , en el que rescatan las cualidades intimistas del café concert con el que crecieron.

"Es algo muy sencillo, minimalista, íntimo y despojado... y teatral, por supuesto. Porque siempre se puede serlo si se comprende el lenguaje. Además, Alberto entiende el drama de la música como nadie", explica Nacha. "Hemos tomado un material cercano a lo antológico. Conozco pocas cosas con la creatividad de «El colmillo», escrita por Ernesto Schoo, o «El vals del minuto», con letra de Nacha sobre la música de Chopin", agrega Favero sobre el contenido del nuevo show. Es que las ocho presentaciones previstas en La Trastienda tendrán mucho aroma a Di Tella, a Benedetti, a esa poesía que se hermana con el humor. Como es debido, la voz de ella al micrófono; él, al piano. "Hubo más de un motivo que nos llevó a hacer esto. El primero fue Eva . Teníamos la necesidad de hacer algo más simple, con menos problemas. Otro fue también la partida de Mario Benedetti. Queríamos rendirle un homenaje. Y este show tiene un corazón con material suyo. Está bastante presente, aunque no es un recital de Benedetti", aclara Favero. "También hay un Neruda; dos canciones de Stephen Sondheim; «El colmillo», de Ernesto... Otras cosas muy locas, cercanas al absurdo, como «Nanette» y clásicos como «La mucamita», «Te quiero» y «Mi ciudad», que se suman a los ciclos de «Canciones de la oficina» y «Canciones de amor y desamor», de Mario", aporta Nacha.

Eva, el gran musical argentino

Desde 1997 no trabajaban los dos solitos sobre un escenario. En aquella ocasión habían decidido reencontrarse en una reedición de cámara de Nacha de Noche , que hicieron en el Ateneo. Muchos años, para tantas temporadas de canciones y madurez artística compartida. "Siempre hemos tenido un material increíble de creatividad. Y tuvimos que dejar de lado mucho, como para hacer otro más -revela Nacha-. Lo que tiene el café concert es que permite una relación íntima con el público, muy necesaria también para volver."

Uno no se la imagina a la actriz y cantante muy asimilada a los nuevos métodos de comunicación virtual. Por el contrario, admite que su página de Facebook le ha permitido recobrar mucho de su material artístico, gracias a sus fanáticos. "Colaboraron mucho en esto. No guardo cosas, no me gusta. Pero cuando cierto material me hace falta, no sé de dónde sacarlo. Los fans han hecho mucho trabajo por mí. Por eso hicimos una lista para que sugieran temas; ahora tienen un concurso y van a tener una mesa todas las noches. Es muy divertido el Facebook", dice sin ponerse colorada. De todos modos, admite que hacer un espectáculo en vivo, en el que se improvisa y se crea en el momento, "es un lujo en esta era tecnológica en la que todo es virtual".

Y para improvisar, cambiar, modificar en escena, necesita un músico como Favero, que conoce el lenguaje teatral como pocos. "Tengo una formación jazzística. Esto de improvisar es una técnica básica. Pero en la Argentina empleamos ese verbo como sinónimo de chantada. En el teatro de cámara es recrear el material, hacerlo en el momento, sin borradores", explica.

Salirse de Eva

La rica y exitosa experiencia en el musical Eva (que escribieron con Pedro Orgambide) los dejó exhaustos. "Eramos muchos. Imaginate 80 quilombos. Hagas Shakespeare o una telenovela, todo tiene que hacerse de la mejor manera, con el mismo compromiso. Pero siempre encontrás a los fabricantes del «no» por delante". Por ahora, dice Nacha, no tienen pensado volver con ese musical, aunque haya rumores de que podría representarse en Europa. "Hacer a Eva requiere una energía muy fuerte todas las noches. Así que la verdad es que esto también me devuelve a mi propia identidad, a mi fuente, a mí", dice.

-¿No notás que, por lo general, los cantantes perdieron la teatralidad?

-Sí, porque todo está muy dedicado al disco. Hoy los artistas son manipulados, salvo mínimas excepciones. Hacen lo que el productor quiere. Y éste es completamente dependiente del director de la compañía, quien lo que quiere es vender algo que ya se está vendiendo. Algo que no se renueva, que no transgrede, que no innova. También tiene su incidencia la globalización. Hay que hacer un estándar que nos guste a todos. Pero en el arte no puede ser así. Junto con la ciencia son ensayo y error. Hoy se ha blindado el sistema. O cantás lo que tenés que cantar y sos famoso por quince minutos, como decía Warhol, o cantás en el baño de tu casa. Está muy difícil para los artistas nuevos. Antes también era muy difícil y no vamos a entrar en detalles. Pero no estábamos solos. Ahora un joven que quiera decir algo propio y tener su identidad está muy solo. Tiene que ser muy fuerte, tener mucha convicción y llevarse todo por delante. Ser eso o morir. Aquel proceso en el que la persona busca, se equivoca, aprende en el camino ya no está. Tiene que rendir al toque y vender al toque, y eso no puede ser.

Para agendar
Música y poesía, con Nacha Guevara y Alberto Favero.
La Trastienda, Balcarce 460. Jueves y viernes, a las 21. Desde 90 pesos.

FUENTE: Foto: Gustavo Cherro Por Pablo Gorlero De la Redacción de LA NACION